
Por sentido común y experiencia de cada uno, parece claro que nuestros pensamientos influyen de forma determinante en nuestro rendimiento. Desde un punto de vista científico, se está haciendo mucha investigación para intentar demostrar la influencia de los pensamientos en el rendimiento.
Como no podría ser de otra forma, hay ciertas discrepancias entre los diferentes grupos de investigación que están realizando estudios en este sentido, aunque coinciden en decir que nuestros pensamientos pueden mejorar nuestro rendimiento. Si miramos los últimos estudios que están realizando en el INEFC (Instituto Nacional de Educación Física de Catalunya) y en particular el Grupo de Investigación de Sistemas Complejos, éstos han desarrollado un “Modelo no lineal del foco de atención” el cual evalúa la emergencia de los pensamientos durante el esfuerzo y cómo imponemos nuestra voluntad sobre los tipos de pensamientos.
Primero deciros que durante una prueba de fondo de larga distancia se ha establecido que emergen dos tipos de pensamientos:
- Pensamientos asociativos (PA)
- Pensamientos disociativos (PD)
Los PA son los pensamientos vinculados a la actividad estamos realizando: Control de la frecuencia cardiaca, contar los pasos que hacemos, cómo talonamos el pie, sensaciones corporales vinculadas al esfuerzo… Los PD son los pensamientos que no tienen nada que ver con la actividad que estamos realizando: pensar en el trabajo, en cosas de casa, en el paisaje que estamos viendo, en qué haremos el fin de semana…
¿Qué tipo de pensamiento beneficia más nuestro rendimiento?
Aquí es donde existen las principales discrepancias entre los expertos. Hay quien dice que los PD son los que más benefician el rendimiento, pues consiguen que el atleta no esté tan centrado en su tarea y vaya fluyendo en su rendimiento. Hay otros que dicen que los PA son los que aportan más beneficio al rendimiento, dicen que si conseguimos centrar nuestra atención en nosotros mismos podremos mejorar nuestro rendimiento.
Lo que han demostrado los últimos estudios es que a un determinado nivel de fatiga, por mucha voluntad que tengamos en imponer pensamientos que no tengan nada que ver con lo que estamos realizando en ese momento, siempre emergen pensamientos de tipo Asociativo, centrados en la tarea y nosotros mismos. No podremos evitar que surjan, pero se puede entrenar el hecho de que ante estos pensamientos emergentes, el deportista esté preparado para identificarlos y darle la vuelta a los que no nos aportan nada positivo (p.ej. estoy muerto/a, no puedo más, quiero parar, voy fatal y no he entrenado suficiente,…).
¿Cómo se puede trabajar este aspecto de nuestra preparación?
Creando un plan personalizado conjuntamente con el deportista que le permitirá conocerse mucho mejor y mejorar su capacidad para superar sus límites anteriores. Le permitirá estar preparado para cuando aquellos pensamientos perturbadores le asedien durante la carrera o el entrenamiento. Sabemos que estos pensamientos surgirán, lo que se necesita es ser capaces de identificarlos como “No beneficiosos” y transformarlos en pensamientos cooperativos con nuestro rendimiento. Evaluamos conjuntamente los tipos de pensamientos que surgen y buscamos su efecto en el rendimiento del deportista, así podemos ejecutar diferentes acciones sobre los mismos.
El enfoque de la preparación se hace desde 2 principios aplicados:
- Aumentar la capacidad de abstracción: Focalizar, pensar en el presente, en aquello inmediato. Evaluar todo aquello que es controlable por parte nuestra. Tomar decisiones según estos parámetros nos permitirá obtener el mejor rendimiento en carrera y durante los entrenamientos.
- Mejorar el auto-conocimiento: Ejercitar por parte del deportista una evaluación consciente de sus capacidades físicas (a priori) y establecerlo como base para superar l as limitaciones que su mente le pueda poner durante la competición o el entrenamiento.
A partir de estos dos principios, somos capaces de concretar un plan individualizado para cada deportista que le va a permitir aprovechar al máximo su preparación física, con la potenciación de su trabajo psicológico previo. Ciertamente, sabemos que se puede entrenar nuestra mente, de esta forma siempre sacamos lo mejor de nosotros mismos.
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