En el sistema cardiovascular se producen adaptaciones tanto en reposo post ejercicio como a intensidades submáximas y maximas. Algunas son: Aumento del tamaño del corazón dado por el aumento de la cavidad ventricular, con mayores volúmenes sistólicos y diastólicos, al largo plazo y en actividades de resistencia. El entrenamiento produce descenso de la Frecuencia Cardiaca (FC) de reposo (bradicardia), influenciada esta por el sistema nervioso autónomo (disminución de la actividad simpática o aumento de la parasimpático o ambos), y por el descenso del ritmo de descarga del nodo senoauricular. Tanto el volumen sanguíneo como la disociación de la hemoglobina, adaptaciones mitocondriales, o mayores concentraciones de mioglobina. El aumento del volumen sistólico esta asociado al aumento de la cavidad ventricular, y a una mayor contractilidad miocárdiaca. Después de un programa adecuado de entrenamiento la FC es menor durante la realización de un ejercicio submáximo menor incidencia de las cotecolaminas) en comparación con la FC de la misma intensidad antes de comenzar con el plan. De esta manera el miocardio necesita menos aporte de O2 para un mismo gasto cardíaco. Durante el ejercicio se observa un aumento en la máxima ventilación (V. Max), que pasa de 120 a 150 ml en comparación de sedentarios a entrenados. Tanto por el aumento del volumen corriente como de la frecuencia respiratoria máxima. Mejora de la eficiencia respiratoria: menor cantidad de aire ventilado en la comparación entre entrenados y no entrenados, en especial en actividades prolongadas. De forma global, los volúmenes pulmonares experimentan un crecimiento, a expensas del incremento de superficies de intercambio alveolar-capilar mayor y más eficiente. El incremento de la frecuencia cardiaca debido al descenso del tono vagal es la respuesta inmediata al ejercicio. Este aumento da paso a una intensificación del tono simpático. Durante el ejercicio dinámico la FC se eleva linealmente con el trabajo cardíaco y el consumo de oxígeno (VO2).Hay que tener en cuenta que la respuesta a la actividad física de la FC se ve afectada por factores como la edad (descenso en la FC máxima media que se debe a influencias neurales), posición corporal, condición física, estado de entrenamiento, volumen sanguíneo y presencia de distintas enfermedades. El ejercicio dinámico es el que más aumenta la Frecuencia Cardíaca. La hemoglobina se incrementa con el entrenamiento. Los niveles de tensión arterial descienden significativamente en especial en aquellos sujetos con valores al límite de la normalidad o que presentan hipertensión moderada (claros descensos en la media y en la diastólica). La diferencia arterio-venosa se eleva ligeramente, a expensas de mecanismos de disociación de la hemoglobina, adaptaciones mitocondriales, o mayores concentraciones mioglobina.
El aumento del volumen sistólico esta asociado al aumento de la cavidad ventricular, y a una mayor contractilidad miocrocardíaca. Después de un programa adecuado de entrenamiento la FC es menor durante la realización de un ejercicio submáximo (menor incidencia de las cotecolaminas) en comparación con la FC de la misma intensidad antes de comenzar con el plan. De esta manera el miocardio necesita menos aporte de O2 para un mismo gasto cardíaco. Durante el ejercicio se observa un aumento en la máxima ventilación (V. Max), que pasa de 120 a 150 ml en comparación de sedentarios a entrenados. Tanto por el aumento del volumen corriente como de la frecuencia respiratoria máxima. Mejora de la eficiencia respiratoria: menor cantidad de aire ventilado en la comparación entre entrenados y no entrenados, en especial en actividades prolongadas. De forma global, los volúmenes pulmonares experimentan un crecimiento, a expensas del incremento de superficies de intercambio alveolar-capilar mayor y más eficiente. El incremento de la frecuencia cardiaca debido al descenso del tono vagal es la respuesta inmediata al ejercicio. Este aumento da paso a una intensificación del tono simpático. Durante el ejercicio dinámico la FC se eleva linealmente con el trabajo cardíaco y el consumo de oxígeno (VO2). Hay que tener en cuenta que la respuesta a la actividad física de la FC se ve afectada por factores como la edad (descenso en la FC máxima media que se debe a influencias neurales), posición corporal, condición física, estado de entrenamiento, volumen sanguíneo y presencia de distintas enfermedades. El ejercicio dinámico es el que más aumenta la Frecuencia Cardíaca.