
El calzado para correr no duran para siempre, pero no se puede seguir necesariamente el viejo adagio de que cada par tendrá una duración de 560/600 Kms. Correr en zapatillas viejas puede dar lugar a una variedad de dolencias debido a la flata de amortiguación o debido a la estructura de la zapatilla en malas condiciones, incluso lesiones relacionadas como una contusión ósea bajo las cabezas de los metatarsianos cuando la suela se desgasta.
- La banda de rodadura está mostrando desgaste significativo en una o más secciones de la suela exterior
Una vez que se desgasta la capa exterior de goma hasta el punto de que no hay banda de rodadura o donde se puede ver la siguiente capa de material, es un buen momento para conseguir zapatillas nuevas. El patrón de desgaste es también una indicación del patrón de marcha, así que si hay un desgaste considerable en un lado y pocos signos de desgaste en otro, podría indicar distintos tipos de pisada: pronadora, supinadora o neutral.
- La plantilla de tu calzado está deshilachada o desgastada en un área determinada
La fricción causada por cada pisada desgasta la capa de tejido con el tiempo. El daño a la plantilla puede dar lugar a un cambio en cómo se ajusta el calzado, lo que puede conducir a deslizamientos, ampollas y los puntos calientes durante una carrera.
- La media suela ya no tiene el mismo aspecto o no absorbe el impacto de la manera que solía hacerlo
Puedes notarlo por el tacto, por la vista, incluso tocándola. La conclusión es que los componentes de espuma y plástico en una entresuela tienden a ser envasados y perder su capacidad de recuperación después de unos pocos cientos de kilómetros, resultando un aspecto deformado o un zapato que es demasiado flexible en comparación con lo que solía ser.
- Los cordones muestran importantes signos de desgaste
Los materiales utilizados para construir las partes superiores son mucho más duraderas que las que solían ser, es dudoso que vayas a hacer un agujero a través del extremo de la zona de los dedos. Normalmente, los cordones estándar deben durar más que la vida de tus zapatillas. Así que si los cordones se estiran, se deshilachan o que parece que no puedes apretarlos lo suficientemente, podría ser una buena indicación de que se le ha acabado la vida a tu calzado.
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