Los beneficios de hacer ejercicio, y de correr en particular, en personas de 50, 60, 70 o más edad, resultan evidentes: huesos más sólidos, fortalecimiento muscular y sistema nervioso a punto. No es lo mismo empezar a correr a los 50 que llevar corriendo toda la vida, pero en ambos casos están demostrados sus múltiples beneficios. En el primer caso, una persona que quiera empezar a correr a una edad avanzada, en torno a los 60, tendría que someterse a un examen físico y médico para comprobar su estado. Un entrenador o profesional podría recomendarle ejercicios de preparación antes de correr, como caminatas o acondicionamiento físico general. Todos los corredores, sean de la edad que sean, deben realizar un esfuerzo adecuado a su forma física, e ir aumentándolo de manera progresiva. Se debe prestar atención especial a: Los pies y las rodillas: son las zonas que más impacto reciben en el corredor. Los iniciados más allá de los 50 deben dedicarles mucha atención si ya han sufrido alguna lesión o cirugía. Para cuidar ambas partes, lo mejor es utilizar un calzado adecuado, mantener un peso saludable y correr por superficies planas y regulares. También se puede consultar con un podólogo si es necesario. La hidratación: Según vamos cumpliendo años la capacidad de transpirar va disminuyendo y la sensación de sed puede ser menor. Esto puede llevar a un sobrecalentamiento del cuerpo; por ello hay que beber regularmente antes, durante
y después de la carrera aunque no se tenga sed, así, como evitar las horas de mayor temperatura en estaciones cálidas. La espalda y el cuello: Trota siempre por terrenos regulares y sin mucho desnivel; los dolores en la espalda y en el cuello empiezan a ser recurrentes a cierta edad. Cuida tu técnica al correr, sólo una técnica adecuada evitará que ambas partes se resientan. Órganos y partes del cuerpo que retardan su envejecimiento y mejoran su funcionamiento con la carrera: Corazón, Arterias, Pulmones, Músculos, Tendones, Huesos, Cartílagos, Sistema nervioso, Sistema inmunitario.