Josep Barberillo: “Pasar al lado oscuro del running es algo bonito y terapéutico”
La Barkley Marathons es un monstruo de carrera: 161 kilómetros campo através, sin señalización y con un desnivel equivalente a dos subidas al Everest. Se admiten 40 corredores y ganar es casi imposible.
En toda su historia lo consiguieron solo 15 personas, pero la experiencia es inolvidable, un viaje mágico, algo único. Lo cuenta Josep Barberillo, ingeniero barcelonés de 36 años, padre de familia y enamorado de correr ultra maratones.
En 2018 se convirtió en el primer español en participar en la Barkley.
¿Por qué te apuntas a una carrera casi inhumana?
Soy un corredor atípico. Me pasé del asfalto a las carreras de montaña buscando algo más íntimo en el running. No me gustan los codazos, no busco marcas ni tampoco me interesa publicar mis carreras en las redes sociales.
El espíritu aventurero está intacto en carreras como la Barkley. No hay patrocinadores, avituallamientos, material obligatorio ni ambulancias. Más que una carrera es un experimento sociológico, el único responsable eres tú.
Me enamoré de este formato que es mucho más habitual en Estados Unidos que en Europa. Es una forma diferente de entender el running y no hay nada equiparable, es extremadamente bonito.
Para ser admitido hay que escribir un ensayo explicando por qué deberías poder participar ¿Qué pusiste?
Tiré de de sarcasmo para quitarle hierro al asunto. Escribí que en la vida ya me habían salido tantas cosas mal que un fracaso más, no sería un problema.
¿Qué hace falta para triunfar en la Barkley?
Una combinación de factores. Con solo ser buen corredor desde luego no llegas. Puedes estar muy en forma pero se tienen que dar unas circunstancias concretas.
En primer lugar, hace falta que haga buen tiempo. Eso desde luego. Pero también que dos o tres corredores que conozcan bien la zona hagan piña. Conocer el terreno es esencial. No te dejan inspeccionar el recorrido de antemano y te encuentras en un bosque con árboles muy altos, todos iguales, y con mucha hojarasca. Todo es muy confuso.
En 2018 tuvimos mucha lluvia y viento. Ponen agua a mitad del recorrido, pero te lo puedes encontrar congelado. No hay garantías de nada, es un cúmulo de cosas muy bestias y esas pequeñas cosas sumadas lo hacen casi imposible.
¿Cómo te preparaste?
No te voy a engañar: iba a por todas. En aquel momento entrenaba 200 kilómetros a la semana con mucho desnivel. Mi intención era competir, estaba muy en forma. Pensaba que iba a completar dos o tres vueltas, incluso más. Pero la realidad se impuso.
En la primera vuelta iba con el grupo de los más experimentados, con Gary Robbins. Pero en un giro me perdí. Esa gente es capaz de bajar rapidísimo entre raíces y hojas. En un despiste te cogen 200 metros y ya no los vuelves a ver.
Y te quedas solo.
Luego pierdes minutos valiosos porque tienes que recular. Porque así son las reglas: no puedes atajar, tienes que volver al punto donde te perdiste y retomar el recorrido.
Y allí empezó mi odisea. Te pones nervioso, gastas más energía y tiempo de la cuenta y te cansas mentalmente.
Los que corren por primera vez la Barkley se llaman “vírgenes”, el resto “veteranos”. ¿Te apoyaste en algún veterano?
Sí, me encontré por el camino con Nikolay Nachev. Nikolay Nachev es búlgaro y experto en orientación. Participa en campeonatos del mundo de orientación. Ha corrido tres veces la Barkley y sin él yo no hubiese sido capaz de finalizar una vuelta.
Sus capacidades se sumaron a las mías y esa fue la manera perfecta para afrontar la carrera. Hicimos equipo.
Comenzamos juntos el segundo loop, pero nos quedamos fuera por tiempo. Ese año se hicieron máximo dos o tres vueltas porque el tiempo era muy malo.
¿Quién te esperaba entre vuelta y vuelta en el campo base?
Mi mujer y un amigo. Esto era antes de tener dos hijos. En realidad, les ves muy poco porque entre vuelta y vuelta hay poco tiempo. Llegas, te cambias la ropa y la mochila, comes algo y ya te tienes que ir.
Donde más te aportan es en el previo a la carrera. En 2018 llovía mucho por la noche y necesitaba a alguien que estuviese atento a cuando sonara la corneta.
Lo bonito es que ellos también tuvieron la oportunidad de vivir la experiencia.
¿Hay premio para el ganador?
No, no hay un premio material. El único beneficio es que los ganadores consiguen el dorsal automáticamente para el año siguiente, sin hacer el proceso de inscripción. Alguien como yo tendría que hacer el proceso desde cero.
Hasta la fecha, ninguna mujer ha ganado ¿Crees que una mujer puede ganar?
Claro. Es inevitable que tarde o temprano una mujer gane, todos los límites están en la cabeza. En 2018 hubo un par de corredoras muy buenas, corrí por ejemplo con la ganadora de la UTMB. El único problema es que, en la actualidad, la mujer es minoría en esta carrera, es estadística pura.
Estoy convencido de que las mujeres van a superar los récords de los hombres, sobre todo en este tipo de carreras. Y me alegraría mucho.
¿Planteas volver?
Siempre cuando pones mucha ilusión en algo, quieres terminar lo que empezaste. Pero ahora no estoy pensando en esto. Ya veremos.
¿Algún consejo para alguien interesado en participar?
Sí. Lazarus Lake no te dice cómo llegar al parque ni al camping, y lo hace por una razón. Si no eres capaz de buscarte la vida, no deberías correr la Barkley. El viaje empieza con la inscripción. Nada está claro y eso es lo bonito de este desafío. Si yo te ayudara no te estaría ayudando. Todo lo contrario, si desvelara cosas, te estaría privando de cosas.
Y añado otra cosa.
Si tienes la inmensa suerte de participar, deja la carrera tal y como te la has encontrado. Publicar el recorrido es fácil pero no lo hagas, presérvalo para los que vienen detrás de ti. Es un viaje a lo mágico, a lo diferente, a tu ser interior. No se lo estropees a nadie.
Cambiando de tema. ¿Qué libro y/o documental sobre running recomiendas?
Son de montañismo, no de running. El libro se llama “Crónica de una tragedia en los Pirineos” de Jordi Cruz I Serra. Me impactó.
En el fin de año del 2000 salieron muchos excursionistas a la montaña, en camiseta de manga corta. El tiempo cambió bruscamente y se murió mucha gente. Es de las peores cosas que han pasado en el Pirineo.
El aprendizaje que sacas del libro es enorme y conecta con la humildad y la precaución que debes tener.
Y un documental maravilloso es “14 Peaks: Nothing is impossible” de Nirmal Purja. Va de unos sherpas, gente que consigue cosas que nadie esperaba que pudieran hacer. Me gusta la gente que muestra lo contrario.
Última pregunta: ¿cuál es tu próximo reto runner?
Participar en la Vol-State 500 de Tennessee, este verano. Es otra carrera de Lazarus Lake. No hay avituallamientos, no hay ayuda. Cruzas Tennessee y dependes de ti mismo.
La corro por segunda vez y tengo una cuenta pendiente. Es una carrera muy extrema, pero el apoyo de la gente es espectacular, me encantan las carreras con ese componente humano.
De verdad, pasaros al lado oscuro del running. Es algo extremadamente bonito.
Fotografías, cortesía Josep Barberillo.
Entrevista de Monique Lambie, creadora de English for the long run y corredora popular. Si quieres recibir ideas para mejorar tu inglés por tu cuenta, de forma gratuita y con un toque runner, apúntate a la Newsletter de English for the long run (https://englishforthelongrun.com). Allí te espero.