Todo empezó cuando Craig Mitchell, un juez de la corte penal de Los Ángeles (EEUU), recibe una llamada de una persona que, años atrás, había enviado a prisión. Este le cuenta que había empezado a trabajar como voluntario en un albergue para personas sintecho. Y que le encantaría que viniese a verle para enseñarle cómo había rehecho su vida.
Craig Mitchell no se lo piensa dos veces. Acepta la invitación y se planta en la Midnight Mission, el albergue en cuestión para charlar con él y se queda impresionado. Al despedirse, le preguntan: ¿podrías colaborar con nosotros y hacer algo por las personas del programa?
El juez dice que sí antes de saber exactamente cómo. Pero tras pensarlo un poco, se le ocurre algo. Una idea un poco peregrina que no es capaz de quitarse de la cabeza: fundar un club de corredores para las personas de la Midnight Mission.
Como runner incondicional (a sus sesenta y pico corre 4 maratones al año) sabe que el running es mucho más que solo eso. Es un estilo de vida con efectos secundarios casi mágicos. Correr es alegría y compañerismo y genera buenas dosis de autoestima. Eso es lo que yo les puedo ofrecer, piensa. Como Juez, Craig Mitchell imparte justicia. Manda a criminales a prisión, pero también tramita libertades condicionales y salidas de la cárcel. Cree todos merecemos una segunda oportunidad independientemente del delito cometido o el fallo con la sociedad que hayan tenido.
Y así, en 2013 funda un Running Club en Skid Row, que es uno de los barrios más degradados y marginales de Los Ángeles. En él intentan sobrevivir cada día miles de ‘homeless’, personas que se quedaron sin hogar por diversas circunstancias y acabaron con sus huesos en la calle. Pobreza, delitos y droga se esconden en cada esquina.
Al principio no fue fácil. Dos veces a la semana, de madrugada, se presenta en la puerta del albergue, pero como mucho se animan a correr dos o tres personas. Tampoco es extraño: levantarte a las 5:30 para salir a correr no es fácil para nadie.
Pero el juez no se rinde. Lo tiene claro, lo suyo es ayudar a los demás a través del running. Y su constancia tiene premio: poco a poco cada vez más personas se incorporan a su morning run y el grupo crece. Y es entonces cuando empieza a soñar con algo aún más descabellado: correr una maratón internacional con los de Skid Row.
Te estoy contando el tema principal de Skid Row Marathon, un documental emocionante sobre cómo el running puede transformar vidasque obtuvo la friolera de 27 premios al Mejor Documental en festivales de Estados Unidos y Europa.
Se estrenó en 2017 y desde entonces han pasado 4 años. Me impresionó tanto que quise saber cómo es la situación actual del club. Por eso me puse en contacto con Gabi Hayes, que junto con su marido Mark, es autora del documental para hacerle algunas preguntas.
¿Cómo se os ocurrió la idea para el documental?
Gabi Hayes: Siendo de Alemania del Este, nunca llegué a comprender cómo un país tan rico podía tener una comunidad de personas sintecho tan grande. Hay más de 58.000 personas viviendo en la calle en Los Ángeles. Un día, vi un artículo sobre un juez que había empezado un Running Club en Skid Row. Como corredora enseguida conecté con la historia.
¿Qué ha pasado en estos últimos 4 años con el club?
Gabi Hayes: Gracias al documental, los ingresos han mejorado bastante. Nos llegan donaciones de todo el mundo. También hemos crecido en tamaño: se han unido personas de otros albergues y ahora contamos con unos 60 corredores fijos de los cuales dos tercios son personas en rehabilitación y un tercio personas que llamamos «mentores».
Además, nos hemos hecho un poco famosos. Vienen a correr con nosotros runners de otras partes del mundo que están de paso por Los Ángeles. Alemanes, suizos, ingleses, australianos… Hasta se han apuntado al club agentes de policía y trabajadores sociales.
¿Surgieron iniciativas similares tras el éxito del documental?
Gabi Hayes: Sí, la historia del juez ha servido de inspiración para muchos. Han surgido iniciativas parecidas en diferentes ciudades de EEUU. Así, un juez en Dakota del Norte ha empezado un club de corredores para personas recién salidas de la cárcel. También mostramos el documental en algunas prisiones de California, en presencia del juez y Rafa, ex preso, que sale en el documental. Más de uno ha empezado a correr. Es muy emocionante ver lo que puede hacer el running.
En el documental vemos cómo el grupo corre las maratones de Acra (Gana) y Roma.
¿Desde entonces, habéis participado en más maratones?
Gabi Hayes: Sí, fuimos con 25 corredores a Jerusalén. Después de esa experiencia, el club participó en maratones en Vietnam, Ecuador y Egipto. Los viajes suelen durar dos semanas porque también hacemos algo de turismo. Porque para algunos es la primera vez que viajan en avión y que tienen la oportunidad de conocer una cultura diferente.
Última pregunta: ¿Os gustaría correr alguna maratón en España?
Gabi Hayes: ¡Sí, claro! Primero vamos a ver cómo acaba esto de la pandemia, pero sí, ir a España sería fantástico….
Una historia inspiradora sobre el poder del running y cómo sudar y quemar asfalto en grupo tiene poderes transformadores.
Para más información https://skidrowmarathon.com.
Para ver el trailer :https://youtu.be/-TSi1FJG_ZQ
Fotos: cortesía Gabi Hayes
Artículo de Monique Lambie, profesora de inglés, corredora muy popular y creadora de English For The Long Run.
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