Es muy común pensar que cuando hace frío nos tenemos que hidratar menos. Es un error frecuente no hidratarse, o hidratarse menos al hacer actividad física prolongada. Y cabe destacar que cuando tenemos sed, ya estamos deshidratados. Cuando hace frío, es tan importante hidratarse como cuando hace mucho calor. La realización de ejercicio físico prolongado siempre conlleva una pérdida de agua y electrolitos, independientemente de la temperatura ambiental. Estas pérdidas deben reponerse para evitar la deshidratación. Ante temperaturas climáticas frías, influyen en la pérdida de fluidos y predisponen a la deshidratación los siguientes factores: El gasto energético que aumenta para mantener la temperatura corporal.
- El abrigo excesivo que provoca disminución de la transpiración de la piel, pérdida de electrolitos en el sudor y posible hiponatremia .
- La respiración de aire frío y seco aumenta la pérdida de agua respiratoria.
- La diuresis (orina) aumentada inducida por el frío y por lo tanto pérdidas de agua y electrolitos a través de la orina.
- Pérdida de la percepción de sed.