Un objetivo, comerle algún minuto a mi mejor marca en la distancia, lo más importante, hacer mi carrera, terminar bien, poder seguir entrenando y conseguir en un futuro bajar de las 2:55 para poder ir a Boston a correr la maratón más antigua del mundo.
Cualquier maratón entre septiembre y diciembre tiene unas dificultades añadidas: la necesidad de entrenar durante los meses de verano, que para los amateur supone un acondicionamiento entre el horario laboral, el tiempo de entrenamiento, con sus calentamientos y estiramientos, las condiciones meteorológicas, la necesidad de descansar, asimilar los entrenos y una correcta alimentación e hidratación; algunas veces el calor durante la época estival actúa, junto con los demás factores como nuestros verdaderos enemigos.
Cada maratón, realizada por esos populares corredores, ganadores anónimos que cruzan la línea de meta, tiene detrás de ella una historia una experiencia un reto logístico, económico, psicológico y por ello os quiero relatar cómo fue mi experiencia en la Maratón de Chicago 2024; una de las más rápidas de las SIX MAJORS, un reto, un desafío, un objetivo; cada maratón tiene sus propias características, su perfil, su ubicación, el clima, el recorrido… y algunas otras particularidades que como en Chicago añaden ese puntito, ese diferencial curioso pero importante.
Una maratón “plana” casi a nivel del mar, tres cambios “bruscos” de dirección y diez curvas de noventa grados, un recorrido con un asfalto de buena calidad pero con dos detalles importantes, uno hay varias zonas con baches y agujeros, y el otro existen varios pasos de rejillas metálicas a modo de puente, cuestión esta que le supuso a varias personas, delante de mí…, susto, tropezón, y caída.
La tecnología puede jugar alguna mala pasada, enormes y altísimos edificios escoltan gran parte del recorrido, “un dato insignificante”…, el GPS del reloj por momentos se vuelve “loco” en varios tramos del recorrido, momentos en los que marca que corres a 5:20 /km y a los dos segundos 3:05 aun llevando un ritmo constante.
Éramos más de 50.000 personas en silencio, con respeto, con cariño, homenajeando a un corredor tan grande como Kelvin Kiptum, tristemente fallecido a principios de 2024, y que justo un año antes había destrozado el record del mundo de la distancia en estas mismas calles pausándolo en 2:00:35,… realmente emocionante.
Suena la bocina, salen los elite, en 5´es nuestro turno, pienso, me imagino, visualizo como debe de ser mi carrera, pienso en los entrenos de madrugada, en las tardes de verano saliendo a entrenar, un mal pensamiento viene a mi cabeza, ¿y si no estás listo?, ¿y si no has entrenado lo suficiente?, te puedes dar un bofetón de realidad que no te lo imaginas,… como no quiero seguir escuchándome, subo el volumen de la música, hago un selfi y dejo de pensar, por fin llegó el momento de correr.
El reloj-GPS empieza a “fallar”, aparece un poco de “pánico escenico”, la maratón es una carrera muy larga, y pasarte de punto en los primeros kilómetros es muy fácil, vas con mucha gente, estas pleno de fuerza, el efecto dorsal, el ambiente y la animación te llevan en volandas… pero, un error se paga en el peor momento, “el hombre del mazo” no es un cuento para niños, viene, golpea y no se va, pasas de 4:00 /km a 7:00 /km en 30 segundos, terminas sufriendo y pasándolo realmente mal.
Un pensamiento, como en los coches mejor conducir con el cuentarrevoluciones que con el velocímetro; estos meses entrenando por ritmos, aprendo también a entrenar por pulsaciones, entre 145 y 155 ppm puedo aguantar 3horas; van pasando los kilómetros, ritmo mantenido 4:30/35 /km, me siento a gusto, pienso en subir el ritmo, mis pulsaciones objetivo son entre 145 y 155, pero hago en torno a 144/146, decido ser conservador a 4:30/km hasta el medio maratón, llego fácil a la media; una nueva evaluación, puedo pagarlo, voy más rápido de lo que he preparado, recuerdo que las navidades pasadas ya pagué con una lesión el “pasarme de listo”.
Solución voy a buscar al “hombre del mazo” y si en el 37 no le he encontrado vuelvo a evaluar, los kilómetros pasan y al llegar al km 37 pienso , …tu mejor marca en maratón son 3:27, vas a ritmo de bajar de 3:14, pero para Boston necesitas 2:55, asique da igual que hagas 3:14 que 3:16…, me viene a la memoria una frase que me dijo mi entrenador, Jerónimo Bravo, “posiblemente puedas hacer mucho menos tiempo pero el objetivo final es el que es, asique no lo pierdas de vista”, es otra forma de decir, que no pierdas una guerra por ganar una batalla.
Bajo el ritmo, paso de 4:30 a 5:00 y así llego hasta la línea de meta, reconozco que a diferencia de las otras dos ocasiones, esta vez no sentí una enorme emoción, quizás porque en el fondo sabía que había dejado cosas por hacer en la carrera, ahora, unas semanas después de correr, escribiendo estas líneas, lo estoy empezando a disfrutar, creo que hice lo que tenía que hacer, disfrute de la carrera, batí mi marca personal, y por encima de todo pude entrar en meta rindiéndole homenaje a mi primo Ángel del Rio, que falleció allí en NY, solo 2 meses antes de llegar yo a EEUU y con el que tantos planes me quedaron por hacer.
Entro en meta, 3:16:19, consigo mi medalla “finisher” y completo la segunda estrella de las MAJORS… próximo objetivo es bajar de 3:10 en Madrid 2025 y de 2:55 en Sevilla en 2026.
¿Por qué lo hacemos? pues como decís en Corricolari: NOS GUSTA CORRER!!
Roberto Garrido.