No es casualidad, el récord del mundo de maratón en posesión del keniata Eliud Kipchoge desde el 16 de septiembre de 2018 corrió los 42.195 metros en Berlín en un tiempo de 2:01:39.
Un año después, el 29 de septiembre de 2019 Bekele logró el triunfo, también en el maratón de Berlín con una marca de 2:01:41, la segunda mejor de todos los tiempos.
Pero esta vez la sorpresa me pilló allí…, ¿la maratón de Berlín se considera una de las más rápidas del mundo?, pues si y prueba de ello es que en esta edición del 2023 se batió el récord del mundo femenino.
La atleta etíope Tigist Assefa con una exhibición de las que se recordarán mucho tiempo, bajando en más de dos minutos el récord del mundo anterior, logró una marca espectacular de 2:11:53.
Lo reconozco, cuando en el mes de enero me apunte a este maratón desconocía todos estos datos, fue la cercanía geográfica a la localidad donde habito actualmente la que determinó que eligiese esta carrera para iniciar el reto de la Seis Major Marathon, mi reto.
Comprobé que efectivamente esta maratón está diseñada para “volar”, prepararla en condiciones no es nada fácil, la prueba es a finales de septiembre y eso quería decir que los meses de verano tenía que pasarlos dándole a la zapatilla.
A mediados de Julio, por temas laborales me trasladaron y empiezo a vivir en Centro Europa, meses decisivos para la preparación de la prueba, si lo analizo con perspectiva llego a la conclusión de que el clima me permitió optimizar las sesiones de entrenamiento; entrenos que hubieran sido muy distintos si hubiera seguido en España,.. probablemente mis registros habrían sido otros.
Llego a Berlín el viernes, que me recibe lloviendo, me vienen a buscar y me llevan al hotel, allí me atienden los encargados de la agencia, me informan de todo , decido tomarme la tarde libre deshago la maleta, un paseo por las inmediaciones del hotel y algo de turisteo.
En cuanto a la logística, voy descubriendo lo importante que es acertar al contratar una empresa que se encargase de mi viaje, ¿es algo más caro?, si, pero tener a profesionales que te llevan y acompañan a la Feria del Marathon, hace que me pueda despreocupar de todas esas cosas que me tensionen o distraigan de mi objetivo final.
Amanece el sábado, como si de un regalo se tratase, se despertó con una temperatura ideal y un cielo casi totalmente despejado.
Era a primera hora de la mañana, voy a por el dorsal junto con otros compañeros, en un bus privado, en este caso la agencia explica durante el traslado algunas de las características del circuito por donde transcurrirá la carrera.
Llegamos a la feria, una feria del corredor montada en la pista de aterrizaje de un antiguo aeropuerto, en la “pista” tenían varios aviones de época expuestos.
Me sorprendo con la infinidad de controles que tengo que pasar, antes de ir a recoger el dorsal me ponen una pulsera termosellada, sin la cual no solo no podré seguir avanzando sino que además el día de la carrera me impedirá acceder a los cajones de salida.
Paso este trámite, los cajones para recoger dorsales no estaban separados por número de dorsal, en cada stand había una impresora que en el momento imprimía el dorsal.
La noche antes de correr me meto en la cama pronto, sobre las 9 de la noche, intento coger el sueño rápido, estar lo más descansado posible, los nervios aparecen, son las 3 y media de la mañana aún estoy dando vueltas en la cama, ni la tila, ni la ducha fría, ni las flexiones sirven para nada.
Por fin ,llegó el día de la carrera, suena el despertador, son a las 6 de la mañana, solo un pensamiento rueda en mi cabeza, !! dios mío que mal, tantos meses de preparación y llevo dos noches seguidas durmiendo 3 horas, esto me va a pasar factura seguro !!…
Decido irme a desayunar, ¿qué desayunar el día de la carrera? respuesta sencilla, lo que normalmente desayuno cuando voy a ir a entrenar, cada cuerpo es un mundo, un poco de pan y jamón con aceite de oliva y un cafetito, con esta combinación juego sobre seguro.
Dos horas y media antes del comienzo nos dirigimos en grupo, usando el caótico sistema de trenes de Berlín, hasta la estación central, de ahí un paseíto cómodo hasta la zona de “quedadas” montado por la organización, cabe recordar que en esta carrera participan alrededor de 48000 personas, mas sus familias, trabajadores, etc. asique es una idea buenísima alejar de la zona de meta un área acotada llena de carteles de la A a la Z que sirve para que las familias lo puedan utilizar como punto de encuentro seguro.
Dejo mis cosas en el guarda ropa, me voy a la zona de los cajones de salida, como ya os dije, tuve que pasar tres controles enseñando la pulsera y el dorsal para poder acceder.
Caliento bien, tengo tiempo, me encuentro con algún amigo descubro que toda la maravillosa organización que había habido hasta ese momento desaparece.
A falta de 10´para el inicio de la prueba los primeros cajones estábamos inmersos en un atasco increíble ocasionado por los miembros de seguridad y control. No nos dejan acceder a los cajones, alegan que la prueba de silla de ruedas iba a comenzar, ¿el resultado?… gente saltándose la vaya para acceder a los primero cajones, aglomeraciones, nerviosismo, caos, malas caras…
Todo eso quedó en el olvido cuando por megafonía empezaron con la cuenta atrás, cruzo el arco de salida, ese que en tantos videos había visto en las últimas semanas, momento mágico, sensación irrepetible, pulso START en mi reloj y… A CORRER.
Decido ser un poco agresivo en el planteamiento inicial, gente mucha gente, una gran marea se ha puesto en marcha, tal vez inhibidores, edificios, la aglomeración, una suma de factores que hacen que mi reloj se vuelva un poco loco, empezó a darme picos, lo mismo me marcaba 4:10 /km como me marcaba 6:40/km, cuando mi velocidad estaba siendo constante.
Tras cinco km de caos tomo la decisión de jugar sobre seguro, las pulsaciones, gracias a mi entrenador, Jerónimo Bravo, conozco mi cuerpo y como rinde según las pulsaciones, asique me digo bueno voy a seguir dándole, voy a seguir en zona 4 en la parte alta (155-161 ppm) al menos hasta el km 30 y ahí decido si conservo o lo lucho hasta el final.
Los kilómetros pasan uno tras otro, mis sensaciones perfectas, todo está saliendo a pedir de boca, las piernas van cómodas, las pulsaciones se mantenían en el umbral, todo va genial.
La improvisación me está saliendo bien, voy buscando un objetivo, me sé de memoria el tiempo de paso con el que debo atravesar cada kilómetro, es mi “chuleta maratón” que con mi pulsómetro me van a llevar a cumplirlo.
Paso por la media maratón, 1h 39´ hago cálculos mentales, me digo… ostras Rober, si sigues así te plantas en meta en 3h 18´, vamos unos 40´mejor que mi récord personal, asique me da el subidón…
En el km 10 me he tomado mi primer gel y en esta media maratón me estoy tomando eli segundo, una de las cosas que aprendí en la maratón de Roma es que tan malo es sobre hidratarse como quedarse corto, asique durante estos meses no solo he entrenado el correr, sino también he entrenado el comer y el beber en carrera, por eso sabía que con tres geles iba de sobra.
Los kilómetros siguen cayendo, en todos y cada uno de ellos había decenas de familiares, de gente de la zona animando, gritando, una vez más fue la colonia española la que más se hace notar, ver a alguien con la bandera de España y todo el mundo te anima.
Daba igual, no me conocían, nunca me habían visto, me animan como parte de esa gran familia del Maratón.
Llegó al km 27, el señor del mazo me saludaba y durante 500mts corría a mi lado, los minutos por km se disparan y aparecen las dudas, recuerdo lo que me había ocurrido en algún entrenamiento y es que entre el 27 y el 32 mi cuerpo sufre mucho, sobre todo por el peso, asique en ese momento me digo, “Rober si sigues forzando a 4:30 puedes acabar pegándote un tiro en el pie y tirar por tierra todo lo que has logrado hasta ahora, hacer menos de 3h30 es un sueño que tienes ahí, deja el 3h15 para la próxima, asegura el resultado y disfruta de lo que te has ganado” y así lo hago, me pongo a 4:50 y 155ppm, pasito a pasito quemo los kilómetros.
Una de las cosas que hacen que la carrera de Berlín sea de las más rápidas es que tiene enormes avenidas, casi no tiene curvas y eso permite que el corredor pueda mantener de forma “fácil” un ritmo constante.
Esas enormes rectas me permiten vislumbrar desde lejos la puerta de Brandemburgo, cuando la veo ya sé que solo tengo que disfrutar, que el paseíllo hasta el final es mi recompensa, saco mi bandera de España, la hondeé al viento y pedo escuchar una vez más como ya había escuchado en Roma “mira un español… VAMOS CHAVAL!! VIVA ESPAÑA” aun hoy en día se me ponen los pelos de punta al recordar esa sensación, tras cruzar por debajo de sus arcos veo la ansiada alfombra azul que me indica el final de la carrera y el inicio del merecido descanso.
Llego a la meta en 3:27:46 , mi mejor marca personal, casi 32´menos que mi anterior carrera, y si bien es cierto que a lo largo de estos meses no creía que pudiera llegar, una vez más me he demostrado a mi mismo que no hay nada imposible, pero que tengo mucho que trabajar aun.
Si estás leyendo esto y te preguntas si te recomiendo correr Berlín te tengo que decir que sin lugar a dudas… SI!!
Pero lo primero que tienes que tener en cuenta es que el dorsal del próximo año pasa a costar 250€ por ser el 50 aniversario; pero además te diría un SI grande únicamente si estás dispuesto a entrenar en verano, si me dices voy a ir a Berlín sin entrenarlo necesario, pues lo normal es que sufras, mi historia es la del sacrificio y anteponer el entreno a otras muchas cosas, hay otras miles de personas que en el km 34 les vi andando pasadas las 5 horas de carrera, personas que en ningún caso entrarían en meta antes del tiempo de corte, pero sobre todo personas con la cara desencajada, personas que se las veían hundidas, y si teniendo un mal día todos podemos pinchar, a una maratón no se puede ir sin entrenar, porque solo pueden pasar dos cosas o que te lesiones o que lo pases mal.