Siempre les he dicho que la Nutrición tiene mucho que ver con la Psicología. Uno acude a un médico, le recetan una pastilla que va a comprar en la farmacia, se la toma y problema resuelto.
Cuando uno acude al nutricionista es diferente, y por eso el paciente debe estar convencido y motivado de que necesita un cambio en su vida.
La buena nutrición y llevar una vida saludable requiere de fuerza de voluntad, disciplina, planificación, motivación, perseverancia y paciencia diaria, no por un ratito. Si la persona que acude para obtener ayuda nutricional, no está estable emocionalmente, lo más seguro es que el plan falle y esa no es la idea.
Si nos fijamos bien, uno tiende a comer por estas 5 razones principales:
1. Emociones fuertes: ya sea ansiedad, estrés, rabia, enojo, tristeza, desesperación. Hasta cuando uno está alegre generalmente utiliza la comida como método de celebración.
2. Regalo o premio: cuando se ha portado bien o ha hecho las cosas de manera satisfactoria, se siente orgulloso, acude a la comida para premiarse.
3. Presión social: cuando le sabotean y se deja sabotear, le “obligan” a comer cosas “engordantes” o le da pena o vergüenza decir que no.
4. Aburrimiento: no tienes nada que hacer y llena ese vacío con comida, cualquier cosa que haya en la nevera o despensa porque no estás pensando en nada más y tiene mucho tiempo libre.
5. Procrastinación: está evitando ponerse a trabajar, hacer ejercicio, está posponiendo todo y decide comer para que pase el tiempo y ya y “estar haciendo algo”.
Todos estos comportamientos debemos identificarlos y buscar técnicas o tips para evitarlos y atacarlos de la mejor manera.